12.6.06

Mucha suerte cracks

Deseamos desde éstas líneas mucha suerte a los jugadores que se han marchado. Céspedes (cerca del Figueres), Aranguren y Manolo Bueno (Zamora), serán como no bien recibidos en el Narcís Sala si algún dia vuelven como visitantes.
Òscar Céspedes salió de la cantera del F.C. Barcelona y luego pasó a los juveniles del R.C.D. Espanyol, jugando en 2ª B con el filial perico. Inició su dilatada carrera: Algeciras, Motril, jugó en equipos como el Tàrrega, Girona, Rayo Vallecano B y fichó por el Sant Andreu a mediados de la temporada 2002-03. En la 2003-04 el jugador de Santa Coloma de Gramenet fué fichado por el C.F. Palamós, tras una difícil temporada en el conjunto gerundense en el que bajaron a Tercera, Òscar volvió al club del Narcís Sala para ser uno de los fijos de Chechu Soldevila y subir al equipo a 2ª B, dónde en la última temporada también ha contado para el míster. Creixell no cuenta con él y el mediocampista tiene en la de la U.E. Figueres de Ernest Calero la mejor oferta. Muchas gracias Òscar.
Manuel Bueno fué fichado por Roberto Puerto a mediados de la temporada 2003-04. El delantero de Esplugues de Llobregat se formó en la Fundació Ferràn Martorell y fué fichado por el C.D. Tenerife, hasta debutar en el primer equipo del histórico club tinerfeño. Su pase al Sant Andreu creó gran expectación al comparar el entonces míster cuatribarrado Puerto al delantero con nada más y nada menos que Diego Tristán. Jugador muy técnico, no ha destacado en la faceta goleadora pero sí ha abierto espacios y ha controlado el balón con su envidiable dominio del esférico. Tras más de un año sin anotar ni un gol, acabó siendo suplente en gran parte de la temporada. Fichó por el Zamora, recomendado por Juan Carlos Quero.
Daniel Aranguren aterrizó en el Narcís Sala como un auténtico desconocido. Llegó de un Zaragoza B que hizo una grandísima temporada, pero lo más interesante de él es que era un jugador con proyección y que era menor de 23 años. Rápidamente el extremo maño se hizo un sitio en las alineaciones de Chechu Soldevila y en el corazón de la hinchada, que veía como desbordaba constantemente por la banda. Su nombre y su dorsal, el 16, es lo único que veían los laterales izquierdos de los otros equipos. Anotó varios goles, algunos de ellos decisivos como el que marcó en Sant Andreu a su ex equipo, el Zaragoza B (1-0). Formado en el C.D. Ebro, pasó a las categorías inferiores del Real Zaragoza, militando en el filial maño, el Universidad de Zaragoza en dos temporadas, tras las que subió al B del club de La Romareda.